miércoles, 2 de enero de 2013
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10 Restaurantes Españoles en Buenos Aires

Hoy, recomendamos 10 restaurantes españoles en Buenos Aires:

Muchos dicen que si las invasiones inglesas del siglo XIX hubiesen triunfado, hoy Argentina sería un país mucho más ordenado. Nunca sabremos si esta teoría es correcta, pero hay algo seguro: comeríamos mucho más feo. La cocina española es de las mejores del mundo y la tenemos acá. Aprovechemos: estos son nuestros 10 restaurantes españoles recomendados.

1. Para ir con amigos: BETANZOS
Porciones grandes, clima de club de barrio, vinos clásicos a buen precio y mozos de los de antes atentos para que no te falte nada y con el timing para no molestar. Todo lo que se necesita para ir a comer con amigos. El barrio no es el más lindo, pero está en un lugar estratégico. Sin grandes pretensiones culinarias ni ansias de un ambiente ultra chic, la tortilla cumple y la parrillada de pescados dignifica.
(Venezuela 1534, Monserrat / T. 4115-8780)

2. Para comer pescados: IÑAKI
De los mismos dueños del Centro Vasco Francés, todavía en funcionamiento en la vereda de enfrente, que aquí descargaron todo la sabiduría acumulada en el trabajo con pescados y mariscos. El salón es simple pero agradable, y los pescados salen en preparaciones tradicionales, siempre frescos. Del pulpo a las kokotxas, de los txipirones a la centolla, del mero al bacalao, de la chernia a la merluza, la fauna marina nada a sus anchas en este reducto vasco.
(Moreno 1341, Monserrat / T. 4382-8486)

3. Para ir de trampa en el microcentro: TANCAT
Un clásico del microcentro que tiene todo lo que se necesita para un almuerzo tramposo.  Clima íntimo sin ser meloso, mesas ocultas y visibilidad casi nula desde la vereda, perfecto para tomar una copa con unas tapas en la barra (infalible la tortilla española, obvio). No hay que ir antes de las 14:30, cuando puede aparecer algún conocido, ni quedarse luego de las 18. Para los que usan el día para vivir lo que tienen prohibido de noche. (Paraguay 645, Microcentro / T. 4312-5442)


4. Para sometidos y masoquistas: AVILA
La gente que va a este lugar parece estar atraída por el show de los fines de semana, el espectáculo unipersonal Miguel, el dueño, que guía el restaurant, elige la comida y echa a los que no le caen bien. Un mundo caótico pero con algo interesante para comer pollo al ajillo, conejo a la cazadora o cazuela de pescado mientras se escuchan rumbas, bulerías o sevillanas. Más que un restaurante, una experiencia completa. El precio es de $90 los días que hay show (sin bebidas) y a la carta el resto de los días, pero todo puede variar según la cara con la que te mire Miguel.
(Av. de Mayo 1384, Congreso / T. 4383-6974)

5. Para ir de tapas: SAGARDI  
Lo primero que tenés que saber es que acá no podes hablar de tapas, sino de pintxos. Son más o menos lo mismo, pero en el País Vasco los llaman pintxos por la forma en que se sirven, con escarbadientes. Los fríos están siempre en la barra y los calientes salen de vez en cuando y te los ponen frente a la nariz. Imposible rechazarlos. Ojo que entre la curiosidad y la glotonería no te das cuenta, los escarbadientes se van sumando y por cada uno te cobran entre $8 y $10. 
(Humberto Primo 319, San Telmo / T. 4361-2538)

6. Para comer cochinillo: RESTAURANT DEL CASAL DE CATALUNYA
Después de años de trabajo y ante la replicación de la oferta en otros lugares, se decidieron e imprimieron en las remeras de los mozos lo que muchas ya sabían: que allí se come el mejor cochinillo de Buenos Aires. Pesa 3,8 kilos y lo lleva hasta la mesa Marisol, la jovencísima y bella cocinera, que te lo corta con un plato, sin perder elegancia ni simpatía. El precio no lo hace apto para todo público: sale $350 y comen cuatro (aunque se puede pedir medio a $200), pero si armas una mesa numerosa puede servir como coronación de una ronda grande de tapas, el atajo económico que ofrece el lugar.
(Chacabuco 863, San Telmo / T. 4361-0191)

7. Para ir con tus abuelos: PALACIO ESPAÑOL
Un frente ornamentado e imponente esconde uno de los primeros clubes españoles de la ciudad, plagado de cuadros, tapices y esculturas, con más de un siglo de historia. El lugar da un marco clásico, elegante y con cierta decadencia que lo hace perfecto para llevar a tus abuelos y hacerlos sentir como si comieran la misma paella a la valenciana que hace 50 años. Después de los higos flambeados, paseo por Avenida de Mayo, café en el Tortoni y un partido de billar con tu abuelo en los 36 Billares. Ningún vintage: salida telúrica.
(Bernardo de Irigoyen 180, Monserrat / T. 4334-4876)

8. Para una cena de alta gama: OVIEDO
Hay que comer en Oviedo al menos una vez en la vida. Ya habrás escuchado hablar mil veces de este restaurante clásico, sin dudas entre los mejores de la ciudad. Gazpacho de langostinos, ravioles de espinaca, filet de trucha con terrine de hongos… platos de sabores que escapan a las palabras. Andá con la tarjeta de crédito y no pienses en gastar menos de 180 pesos. A la hora de elegir lugar, buscá un chanchito de madera ajeno a los visitantes y el paso del tiempo. Ahí, al lado del cerdito, está la mejor mesa del restaurante.
(Beruti 2602, Barrio Norte / T. 4821-3741)

9. Para una reunión de negocios: FELIX
Para una reunión de negocios se suele buscar un restaurante con algún salón privado. Felix lo tiene, pero redobla la apuesta: todo el lugar parece un salón privado con un clima telúrico, lleno botellas viejas, carteles y objetos a salvo del paso del tiempo. Mejor si vas al mediodía o un día de semana por la noche, cuando el clima es aún más tranquilo y suele poblarse con gente que entre copa y copa discute sus negocios. Intimidad, resguardo, silencio, todo esto lo ofrece este lugar histórico, como también un clasiquísimo cocktail de langostinos, ostras gratinadas o pulpo a la gallega.
(Freire 794, Avellaneda / T. 4228-5874)

10. Para sorprender en una cita: TIPULA COCINA + ARTE
Ir a un restaurante con buena comida es importante para una cita romántica, pero la carta ganadora está en si, además, ese lugar es desconocido. Lejos de los circuitos gastronómicos Tipula prepara una cocina de raíz española con vuelo contemporáneo. Hay un menú en pasos que varía según el designio de Hernán, creador y cocinero del lugar. Se recomienda dejarse llevar por sus consejos.
(Vicente López 76, Martínez / T. 4793-7185)


Por Gustavo Soler.



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