Hoy, recomendamos 10 restaurantes españoles en Buenos Aires:
Muchos dicen que si las invasiones inglesas del siglo XIX hubiesen
triunfado, hoy Argentina sería un país mucho más ordenado. Nunca
sabremos si esta teoría es correcta, pero hay algo seguro: comeríamos
mucho más feo. La cocina española es de las mejores del mundo y la
tenemos acá. Aprovechemos: estos son nuestros 10 restaurantes españoles
recomendados.
1. Para ir con amigos: BETANZOS
Porciones grandes, clima de club de barrio, vinos clásicos a buen precio
y mozos de los de antes atentos para que no te falte nada y con el
timing para no molestar. Todo lo que se necesita para ir a comer con
amigos. El barrio no es el más lindo, pero está en un lugar estratégico.
Sin grandes pretensiones culinarias ni ansias de un ambiente ultra
chic, la tortilla cumple y la parrillada de pescados dignifica.
(Venezuela 1534, Monserrat / T. 4115-8780)
2. Para comer pescados: IÑAKI
De los mismos dueños del Centro Vasco Francés, todavía en funcionamiento
en la vereda de enfrente, que aquí descargaron todo la sabiduría
acumulada en el trabajo con pescados y mariscos. El salón es simple pero
agradable, y los pescados salen en preparaciones tradicionales, siempre
frescos. Del pulpo a las kokotxas, de los txipirones a la centolla, del
mero al bacalao, de la chernia a la merluza, la fauna marina nada a sus
anchas en este reducto vasco.
(Moreno 1341, Monserrat / T. 4382-8486)
3. Para ir de trampa en el microcentro: TANCAT
Un clásico del microcentro que tiene todo lo que se necesita para un
almuerzo tramposo. Clima íntimo sin ser meloso, mesas ocultas y
visibilidad casi nula desde la vereda, perfecto para tomar una copa con
unas tapas en la barra (infalible la tortilla española, obvio). No hay
que ir antes de las 14:30, cuando puede aparecer algún conocido, ni
quedarse luego de las 18. Para los que usan el día para vivir lo que
tienen prohibido de noche. (Paraguay 645, Microcentro / T. 4312-5442)
4. Para sometidos y masoquistas: AVILA
La gente que va a este lugar parece estar atraída por el show de los
fines de semana, el espectáculo unipersonal Miguel, el dueño, que guía
el restaurant, elige la comida y echa a los que no le caen bien. Un
mundo caótico pero con algo interesante para comer pollo al ajillo,
conejo a la cazadora o cazuela de pescado mientras se escuchan rumbas,
bulerías o sevillanas. Más que un restaurante, una experiencia completa.
El precio es de $90 los días que hay show (sin bebidas) y a la carta el
resto de los días, pero todo puede variar según la cara con la que te
mire Miguel.
(Av. de Mayo 1384, Congreso / T. 4383-6974)
5. Para ir de tapas: SAGARDI
Lo primero que tenés que saber es que acá no podes hablar de tapas, sino
de pintxos. Son más o menos lo mismo, pero en el País Vasco los llaman
pintxos por la forma en que se sirven, con escarbadientes. Los fríos
están siempre en la barra y los calientes salen de vez en cuando y te
los ponen frente a la nariz. Imposible rechazarlos. Ojo que entre la
curiosidad y la glotonería no te das cuenta, los escarbadientes se van
sumando y por cada uno te cobran entre $8 y $10.
(Humberto Primo 319, San Telmo / T. 4361-2538)
6. Para comer cochinillo: RESTAURANT DEL CASAL DE CATALUNYA
Después de años de trabajo y ante la replicación de la oferta en otros
lugares, se decidieron e imprimieron en las remeras de los mozos lo que
muchas ya sabían: que allí se come el mejor cochinillo de Buenos Aires.
Pesa 3,8 kilos y lo lleva hasta la mesa Marisol, la jovencísima y bella
cocinera, que te lo corta con un plato, sin perder elegancia ni
simpatía. El precio no lo hace apto para todo público: sale $350 y comen
cuatro (aunque se puede pedir medio a $200), pero si armas una mesa
numerosa puede servir como coronación de una ronda grande de tapas, el
atajo económico que ofrece el lugar.
(Chacabuco 863, San Telmo / T. 4361-0191)
7. Para ir con tus abuelos: PALACIO ESPAÑOL
Un frente ornamentado e imponente esconde uno de los primeros clubes
españoles de la ciudad, plagado de cuadros, tapices y esculturas, con
más de un siglo de historia. El lugar da un marco clásico, elegante y
con cierta decadencia que lo hace perfecto para llevar a tus abuelos y
hacerlos sentir como si comieran la misma paella a la valenciana que
hace 50 años. Después de los higos flambeados, paseo por Avenida de
Mayo, café en el Tortoni y un partido de billar con tu abuelo en los 36
Billares. Ningún vintage: salida telúrica.
(Bernardo de Irigoyen 180, Monserrat / T. 4334-4876)
8. Para una cena de alta gama: OVIEDO
Hay que comer en Oviedo al menos una vez en la vida. Ya habrás escuchado
hablar mil veces de este restaurante clásico, sin dudas entre los
mejores de la ciudad. Gazpacho de langostinos, ravioles de espinaca,
filet de trucha con terrine de hongos… platos de sabores que escapan a
las palabras. Andá con la tarjeta de crédito y no pienses en gastar
menos de 180 pesos. A la hora de elegir lugar, buscá un chanchito de
madera ajeno a los visitantes y el paso del tiempo. Ahí, al lado del
cerdito, está la mejor mesa del restaurante.
(Beruti 2602, Barrio Norte / T. 4821-3741)
9. Para una reunión de negocios: FELIX
Para una reunión de negocios se suele buscar un restaurante con algún
salón privado. Felix lo tiene, pero redobla la apuesta: todo el lugar
parece un salón privado con un clima telúrico, lleno botellas viejas,
carteles y objetos a salvo del paso del tiempo. Mejor si vas al mediodía
o un día de semana por la noche, cuando el clima es aún más tranquilo y
suele poblarse con gente que entre copa y copa discute sus negocios.
Intimidad, resguardo, silencio, todo esto lo ofrece este lugar
histórico, como también un clasiquísimo cocktail de langostinos, ostras
gratinadas o pulpo a la gallega.
(Freire 794, Avellaneda / T. 4228-5874)
10. Para sorprender en una cita: TIPULA COCINA + ARTE
Ir a un restaurante con buena comida es importante para una cita
romántica, pero la carta ganadora está en si, además, ese lugar es
desconocido. Lejos de los circuitos gastronómicos Tipula prepara una
cocina de raíz española con vuelo contemporáneo. Hay un menú en pasos
que varía según el designio de Hernán, creador y cocinero del lugar. Se
recomienda dejarse llevar por sus consejos.
(Vicente López 76, Martínez / T. 4793-7185)
Por Gustavo Soler.
miércoles, 2 de enero de 2013
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